sábado, 1 de noviembre de 2014

Himno Liturgia de las horas
AL SEÑOR DE LOS MILAGROS EN ÚLTIMO RECORRIDO
Quédate, Señor, conmigo
y no partas jamás,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;

porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
quee si yo sin ti me quedo,
o  si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;

si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
cuando sin ti me quedo,
o  tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;

pues la Vida inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.

viernes, 31 de octubre de 2014

Himno
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.

Gracias por todas las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchos son nuestros pecados,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.

Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.

Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un Dios. Amén.

lunes, 27 de octubre de 2014

Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.

Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.

Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén
Himno de liturgia de las Horas

jueves, 23 de octubre de 2014

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Salmo 61

miércoles, 30 de julio de 2014


La misión de la Familia Misionera VD es Don

 (Is 50,4-8)

 

El Señor Yavé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que está aburrido.  A la mañana él despierta mi mente y lo escucho como lo hacen los discípulos. El Señor Yavé me ha abierto los oídos y yo no me resistí ni me eché atrás. (Is 50,4-8)

 

Gracias Señor Jesús, Padre, y Espíritu Santo por levantarme esta mañana, no sólo pensando en Ti, si no dándote gracias y glorificándote por todo lo bueno y misericordioso que eres con cada uno de nosotros, nos das la Vida y el Amor que necesitamos para ser felices, es para eso que Tú nos has creado, para amarte por sobre todas las cosas, en cualquier estado, y cómo nos encontremos, todo es, mientras estamos en esta tierra, pasajero, lo único eterno y que no asará es tu Palabra.

Es el maravilloso don que Dios nos ha regalado a través de la Comunidad Verbum Dei, la Palabra viva de Dios, que nos pone en contacto contigo y a través de la Palabra, hacemos discípulos de Cristo a todas las personas que vas poniendo en el camino para que te conozcan y a la vez hagan otros discípulos.

Es un Don,  es decir un regalo que nos das como a los primeros discípulos de tu primera Comunidad de cristianos: Nosotros nos dedicaremos a la oración y a la predicación de la Palabra, es decir: Orar la Palabra, asimilándola hasta hacerla vida propia, y transformándonos en ella y enseñándola así a los demás, para que enseñen vivencialmente a otros.

La Palabra de Dios nos trasmite y trasmitimos a la vez la misma Vida y Amor de Dios. allí radica nuestra vocación y misión de predicación del Evangelio.

 

La Palabra de Dios, como dice Isaías: Dios me ha dado oído de discípulo, es decir escuchar la Palabra que viene de Dios con fe y que al creerse no puede dejar de predicarla, es Dios quien nos concede por la Palabra orada, darla a los demás, porque si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo,  nos hace capaz de traspasar no sólo nuestra mente y corazón; si no que hace fecunda nuestra vida, capaz de ser luz, bálsamo, medicina para nuestros hermanos que no tienen sentido en su vida;  para extirpar, destruir, perder y derrocar todo tumor, maldad, egoísmo, orgullo, para reconstruir, plantar y despertar no sólo mi mente,  si no mi corazón e ir en busca de aquellos que andan perdidos como ovejas sin pastor, Jesús nos da la gracia de sentir compasión por la gente que nos rodea, como Él la tiene con nosotros.

 

Al  Verbum Dei, se le ha dado como único medio, el don de vivir la Palabra, sin la Palabra, no hay camino, ni medicina para llegar a a madurez de Cristo, Él n os ha elegido, para que vayamos y demos fruto abundante que permanezca, por eso no me echo para tras, es decir, como Isaías, pongo todos mis talentos, tiempo a disposición de la Misión, para que la Palabra que salga de mi boca, por que Dios me la hizo escuchar, esté llena de Vida. Así lo entendió San pablo: “Predicar el evangelio no es para mi ningún motivo de gloria, es más bien un deber que me incumbe. Y ay de mi si no predicara  el evangelio” (1 Corintios 9,16) porque la fe es imprescindible para recibir la vida divina, que viene de la predicación de la Palabra de Dios (Romanos 10,8-17)

Jesús nos invita a imitarle, a Él le orientó su Vida la Palabra del Padre, no hago nada si el Padre no me lo dice; por eso pedirle que yo pueda tomar en serio mi opción por ser discípulo Verbum Dei, que es mi vocación que Dios nos ha dado desde el bautismo. Y pedirle con humildad ser sacramento suyo y así ser su discípulo y hacerle muchos discípulos.

martes, 29 de julio de 2014


Somos el pueblo rescatado con la sangre del Cordero, somos la Familia de Dios

 

De nuestra fidelidad al carisma recibido, depende la fe de muchos. Es cierto que Dios puede tener múltiples vías para salvar a la humanidad; sin embargo, no podemos dejar de plantearnos algo que expresó la Exhortación Evangelli Nuntiandi y que retoman las Lineamenta de la Nueva Evangelización:

«¿Podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza – lo que San Pablo llamaba avergonzarse del Evangelio –, o por ideas falsas omitimos anunciarlo?» (Lin 2).

Unidos en oración, pedimos al Señor, reavivar nuestro carisma, que nos destina a reproducir la vida del evangelizador Jesús de Nazaret.

Somos el pueblo rescatado con la sangre del Cordero, somos la Familia de Dios, objeto de su amor y su ternura, manifestada en Cristo Jesús. Somos la comunidad que peregrina por esta tierra y que sigue sintiendo, en medio de las vicisitudes del mundo, la urgencia de proclamar la Palabra que salva.

También la Iglesia, en el documento que prepara el Sínodo “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, nos confirma el deber y la urgencia de evangelizar.

«La situación actual pide a la Iglesia un renovado estilo evangelizador, una nueva disponibilidad para dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza» 

«La dedicación al ministerio de la Palabra es nuestra respuesta a la insistente llamada de la Iglesia a la propagación de la fe en todo el mundo, conscientes de la importancia de la predicación, como decía San Pablo:

¿Cómo oirán sin que se les predique…si no son enviados?... Por tanto, la fe viene de la predicación y la predicación por la Palabra de Cristo. Rm 10,14.15.17» (CFMVD 37).

 

Dios ha estado grande con nosotros, haciéndonos partícipes de un carisma, que constituyó la opción prioritaria de Jesús y de los discípulos que él formó. Ni uno de ellos dejó de dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra. Así lo percibió nuestro fundador, así lo vivió y nos lo ha transmitido.

“Nuestro máximo ideal será hacer de todas las naciones discípulos de Jesucristo, que puedan a su vez proclamar con su vida y su palabra la Buena Nueva del Reino y las maravillas de Dios” (

 Los discípulos formados por Jesús se dedicaron al ministerio de la Palabra; su vivencia se convierte en fuente de inspiración para nuestro carisma apostólico.

Para Jesús y para sus discípulos, dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra, fue una concreción del mandamiento del amor. Él amó a sus contemporáneos viviendo el evangelio, anunciándolo y enseñándoles a vivirlo y a anunciarlo. A su vez, ellos amarían al prójimo haciendo lo mismo: transmitiéndoles la enseñanza de Jesús. Ahora nos toca a nosotros asumir y prolongar tal forma de amar. Queremos amar dando el evangelio, anunciándolo a nuestros contemporáneos. Saboreándolo en la oración, testimoniándolo y predicándolo al vivo.

Como a sus discípulos, el Señor nos declara confidencialmente: «Como el Padre me amó yo os he amado» (Jn 15,9). ¿En qué sentido entendemos estas palabras? Podríamos afirmar que, como el amor del Padre a Jesús se concretó en enviarlo a evangelizar, así también, el amor de Jesús a sus discípulos se concretó en enviarlos a anunciar la Buena Nueva. CFMVD 16)

Pautas Bogotá

lunes, 28 de julio de 2014


Optar por ponernos al servicio de la Palabra en la Iglesia y para el mundo
(Is 54, 1-10; Mc 6,34-37) 

¡Grita de júbilo, Oh tú, que estabas estéril y que no dabas a luz; grita de júbilo y alegría, tú que no esperabas ¡ Pues mira a los hijos de la abandonada más numerosos que los de la casada, dice Yavé. Isaías.
Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. Jesús les contestó: « denles ustedes de comer»
Gracias Jesús, por todo el bien que nos haces, hoy es nuestra fiesta nacional, celebramos la Independencia del Perú, te agradezco haber nacido en esta patria hermosa,; tú también amabas a tu pueblo, y lo engrandeciste naciendo tú allí, en un pueblito pequeño, tú lo diste a conocer  al mundo entero, donde según la gente nada bueno podía salir de ahí, no es el lugar lo que nos hace, somos nosotros los que le damos relevancia al lugar, por eso queremos engrandecer nuestra patria,  Perú con nuestras obras; como dice John Kennedy:  No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país.
Por eso quiero hacer mucho por mi país, como tú, dándole conocer tu Palabra, no hay mejor regalo, que darle la Vida-Amor que tú nos has venido dar; porque nos has hecho a tu imagen y semejanza y como nos hemos desviado del modelo, siempre andaremos en esa búsqueda de la felicidad y sólo podemos encontrarla, descubriéndote a ti como ese Dios bueno, que nos ama y dejarnos amar a través de la oración diaria, desde esa experiencia de tú a tú, boca a boca en ese diálogo íntimo, donde aprenderé a escuchar tus Palabras y el dolor que te da, al ver nuestra situación de desamparo, orfandad en que nos vivimos, tú como en tiempo de Moisés hasta hoy ves la aflicción que llevamos, por no conocerte y andar como ovejas sin pastor ¡Qué dura es esta realidad! Por eso se te conmueven las entrañas.
Por eso nos regalaste al Verbum Dei, a través del Padre Jaime Bonet, su carisma y su misión, que es el mejor regalo para la Iglesia y el mundo de hoy, porque tanto nos amó el Padre que te envió, a Ti, su único Hijo, pues has querido salvar al mundo a través de su Palabra, hecha carne.
Dios se manifiesta a un pueblo necesitado de salvación y a través de la comunidad Verbum Dei, quiere llegar a tu pueblo, somos nosotros, los que debemos de dar a comer a nuestro pueblo, porque que perece por falta de conocimiento del Amor de Dios, como dijo Juan Pablo II, en su visita al Perú, en Villa El Salvador, el pueblo puede tener hambre de pan material; pero no de la Palabra de Dios; pues hay tantos sacerdotes, religiosas y misioneros que podrán muy bien realizar el proyecto de Dios, de  felicidad en cada persona. Es la Palabra de Dios el medio vital para poder colaborar con Dios en la  realización plena del hombre.
Es la Palabra, la que nos saca de nuestro egoísmo, pereza, decidía, tibieza, y nos dice  ¡Grita de júbilo, Oh tú, que estabas estéril y que no dabas a luz; grita de júbilo y alegría, tú que no esperabas ¡ Pues mira a los hijos de la abandonada más numerosos que los de la casada, dice Yavé.  Es que la Palabra nos hace padre y madre de tantas personas, porque es la Palabra la que  engendra a una nueva vida a quienes se la damos ¡Hay mucha gente, que ni conoces y te dice que eres su madre o padre! A mi sorprende que muchas veces, me digan: ¡eres mi madre! Y yo me digo: ¿Cuándo la parí? Y me responde  porque me ayudaste en tal situación, me enseñaste a orar, me ayudaste a salir del pecado en que vivía a través de la predicación, de pautas escritas ¡Si supiéramos a ciencia cierta, el poder que tiene la Palabra!
Por eso la urgencia de Jesús, aprendan ustedes a darles de comer, para cuando yo no esté, ellos no mueran de hambre,  ustedes son mi relevo, son los que pondrán a toda la humanidad en diálogo conmigo, con el Padre, a través del Espíritu Santo.
Es Dios quien nos llama a la participación libre, voluntaria,  consciente, y responsable a optar por el carisma Verbum Dei, para que mi pueblo no muera y conozca a Dios por medio de la Palabra de Jesús:  orada, asimilada, vivida  y predicada.
Este dinamismo de la Palabra de una  comunidad que es evangelizada y evangelizadora, podremos experimentar que cada día somos más como Jesús y somos miembros activos y de vital importancia para la Iglesia.
Vamos a pedir a nuestra Manita, Madre y Reina de todo lo creado que nos anime cada día a renovar nuestra consagración a la Palabra de Dios y por ella salvar a muchos hermanos.